jueves, 26 de febrero de 2009

Resultados y clasificación 14.ª jornada

Os dejo los resultados y la clasificación después de la última jornada.

Por otro lado, se confirma el aplazamiento contra Pequelandia (que hubiera sido este domingo) para el domingo 19 de abril a las 17 h. El aplazamiento que hemos solicitado para el partido del día 8 (contra Restaurante Sánchez B) aún está pendiente de confirmar.

lunes, 23 de febrero de 2009

Homérica victoria

Sonó el redoble de los tambores que anunciaban el comienzo de la batalla. Como ya ocurriera con nuestros compatriotas en el 153 a.c., en las tierras de Numancia, el invasor foráneo se sentía fuerte y confiado. Sus batallas se medían por victorias, y nada le hacía sospechar la valerosa y firme resistencia que habrían encontrar de los bravos soldados íberos.

En esta ocasión, el invencible ejército romano provenía de una provincia lusa de ultramar, y los soldados íberos eran herederos directos de aquéllos valientes que fueron capaces de mantener encarnizada lucha durante casi dos siglos contra el más potente ejército que vieron los tiempos.


La confianza demostrada por el ejército invasor pronto se tornó en preocupación al comprobar la fiera y cerrada defensa que los íberos plantaron delante de los dominios del denominado Jefix, que con ardoroso fervor defendía la puerta de entrada a la villa de Numancia. Los íberos no tardaron en descubrir el agujero que se abría en la retaguarda enemiga cada vez que alguno de los numantinos lograba traspasar la tierra de nadie que se abría tras el centro del campo de lucha. En varias ocasiones hubo falta de acierto para traspasar la puerta del campamento rival, pero ya para entonces, los invasores pudieron comprobar que en esta ocasión la victoria no estaba escrita de antemano.


El fiero Kanix logró traspasar por primera vez el arco enemigo, con una acertada flecha que puso en ventaja a los íberos en la batalla. No tardó el enemigo en reaccionar, y en la siguiente acometida, los numantinos se vieron desbordados por el ataque rival, reestableciéndose la equidad entre las fuerzas.


Ya en la segunda parte de la lucha, la deriva de la batalla transcurría por iguales derroteros. Por segunda vez, un comando dirigido por Kanix lograba penetrar en el campamento rival, y por segunda vez, lograban los invasores hacer diana en los dominios defendidos por el guerrero Jefix. La defensa numantina hacía a los atacantes estrellarse una y otra vez contra su sólido muro, y en varias ocasiones más, tenían ocasión los numantinos de acabar con el ejército invasor, aunque no acababa de caer el golpe de gracia.


Hasta que el magister militum Josekix, en majestuosa cabalgada, saliendo de la retaguardia de sus tropas, robó el pilum a un atacante rival, tomó las riendas de su corcel, y fue deshaciéndose de cuanto enemigo osaba interponerse en su camino, acompañado en su flanco izquierdo por el batallón del comandante Pumillix, que recibió el pilum del general Josekix, y de violento puntapié logró clavar el estilete en el corazón del estandarte enemigo.


Ya sólo quedaba un estrecho márgen de tiempo en la batalla, cuando en habilidosa estrategia, lograba Kanix que uno de los más peligrosos y hábiles comandantes del ejército enemigo fuera desplazado fuera de la batalla por incumplir con las sagradas reglas del arte castrense.


A partir de ese momento, la batallla parecía haber quedado significada del lado íbero. No obstante, la peligrosidad y agresividad del atacante, aunque mermada, seguía existiendo, y a pesar de batallar con un comandante de menos que los íberos, aún habría espacio de tiempo para sufrir varios ataques virulentos, que los numantinos lograron desbaratar, no sin sufrimiento, antes de poder proclamar la victoria, si no de la guerra, sí al menos de esta grandiosa batalla.

En definitiva, una épica victoria, que pasará a los anales de la historia bélica, por la seriedad en la preaparación de la batalla que los íberos plantearon, ante un ejército invasor, que tras haber vencido en todas las batallas que la guerra había deparado, no fueron capaces de medirse al ardor guerrero y la valentía de los numantinos.

Salud,
Montañix dixit

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