domingo, 7 de noviembre de 2010

Una digna derrota

Sólo cinco valientes para defender a las huestes caníbales en la batalla. La contienda se presumía terrible; los guerreros celtas del "Shannon Irish Pub" se contaban por decenas, y por su entrenamiento, juventud y fiereza en la batalla, los caníbales temían una carnicería.

Pero los caníbales son conocidos en los campos de batalla por crecerse ante la adversidad. Antes de comparecer en el escenario bélico, la pequeña división de infantería canibal se había conjurado contra los elementos. Se organizó una defensa cerrada, con un línea de tres (Montañix, Josekix y Pumillix) en torno al estandarte de la división, que en útima instancia sería bravamente guardado por Jefix; y un comando fulgurante, perfectamente preparado para la blitzkrieg (pinchad en el enlace los que no sepáis qué es esto), formado por Luis Haza y apoyado por Pumilla.

La batalla se planteó de la manera prevista; los irlandeses mantuvieron una posesión del esférico que debió rondar el 97%, mientras que las dos líneas de defensa planteadas (Luis por delante y los demás en cerrada formación) resistían las oleadas de infantería y el fuego artillero enemigo. No fue sino hasta pasados más de doce minutos de feroz batalla, cuando el Jefe se vio obligado a recoger un mortero enemigo que había hecho blanco en las mallas de nuestra portería. No obstante, poco después, en ataque relámpago tras un robo de balón, culminó Luis, devolviendo el golpe al enemigo, las tablas al marcador y la preocupación en el seno del OKW (pinchad de nuevo) enemigo.

De esta guisa se llegó al merecido descanso entre las dos batallas de esta guerra, con unas más que meritorias tablas en el luminoso.

Tras la reanudación de las hostilidades, y merced a una mano involuntaria (aunque se reconoce que modificaba sustancialmente el recorrido del esférico) dentro del área canibal, pronto nos encontramos de nuevo en desventaja respecto de las tropas irlandesas. Fue el detonante de unos minutos de desánimo y desajuste en las líneas de defensa caníbales, que el enemigo aprovechó para establecer una firme cabeza de puente con tres obuses más que horadaron los dominios del Jefe, bien es cierto que las fuerzas de los cinco valientes comenzaban a flaquear...

Los caníbales optaron por solicitar una tregua que sirvió para tomar aliento y reorganizar las líneas defensivas, con lo que la batalla volvió de nuevo a su tónica habitual, es decir, las hordas celtas hostigando sin descanso y las tropas caníbales defendiendo su territorio con fiereza y organizando incursiones en territorio enemigo, que le provocaba no pocos quebraderos de cabeza.

Dos de esas incursiones finalizaron de forma exitosa; en una ocasión a la salida de un corner sacado por Luis hacia el exterior del área para que Montañix zapateara el esférico hacia la red enemiga; y en una segunda ocasión, merced a una incursión individual del valiente Josekix, que con el apoyo de Luis acabó siendo culminada por el propio Josekix, que logró poner un esperanzador 3 a 5 en el marcador.

Finalmente, y con las tropas caníbales literalmente destrozadas por la intensa batalla mantenida, y sin el concurso de divisiones acorazadas de refuerzo, uno de los guerreros celtas logró perforar de nuevo los dominios del Jefe colocando un definitivo y dignísimo 3-6 en el luminoso.

En definitiva, que a pesar de la escasa afluencia de tropa a la batalla, los cinco caníbales que hicieron el esfuerzo (el Jefe con la rodilla tan vendada como la de una momia, Luis con un esguince de tobillo, y Pumilla teniendo que reorganizar sus compromisos personales) para acudir, cumplieron con  gran dignidad y bravura, a pesar de las circunstancias.

Saludos a todos,

El mejor gol de la historia del fútbol...

Cómo llegar al polideportivo