domingo, 13 de noviembre de 2011

Caníbales; venciendo a la antigua...

Como en julio de 1916 a la orilla del Somme, las tropas Caníbales no esperaban que la ofensiva del enemigo fuera a ser de tal virulencia. No era de suponer una victoria aplastante, semejante a la de la batalla anterior, pero pocos caníbales esperaban una guerra de trincheras tan violenta, casi nada más haber comenzado una nueva guerra. El caso es que las tropas enemigas plantearon batalla durísima casi desde el mismo comienzo de las hostilidades.

En primera línea de frente se situaron las más bisoñas de las unidades caníbales, Hugolix y Kikotix, siendo el primero de ellos objeto de fuerte castigo por parte de la artillería enemiga, si bien como suele ser habitual en este bravo soldado, no perdió por ello el espíritu combativo y el ardor guerrero, fruto sin duda de la herencia recibida de los bravos soldados de los viejos Tercios Españoles. Por su parte, el valiente Kikotix también libraba dura lucha contra la infantería de nuesto adversario. Fue Kikotix, quien en valiente pugna, con rebote artillero incluido, puso la primera pica en Flandes, haciendo que el equilibrio inicial de la batalla se rompiera en nuestro favor.

No tardó la batalla en quedar equilibrada de nuevo por un pequeño error en el flanco derecho de las defensas caníbales, provocando una brecha que aprovechó la vanguardia enemiga sin que el General Jefix y su última barrera defensiva pudiera cubrir el flanco abierto.

Trascurrió el resto de la primera parte de la lucha con cierto equilibrio, si bien con una desmesurada agresividad y nerviosismo por parte de las tropas del "New Team", agresividad que se centró fundamentalmente en nuestras puntas de lanza, los soldados Kikotix y sobre todo Hugolix. Si bien, ese exceso de ardor guerrero se volvió en su contra, y la templanza de los generales caníbales y su buena disposición en el orden de sus tropas fueron minando la capacidad del enemigo para acercarse a nuestras bien armadas líneas de defensa. Finalmente la desmesura del rival se sustanció en la expulsión del campo de batalla de uno de sus oficiales, y la oportunidad no desaprovechada por el General Josekix de enviar una andanada de fuego artillero sin barrera rival, lo que puso de nuevo en ventaja de batalla a los caníbales.

La segunda parte de la batalla transcurrió por muy semejantes derroteros, con un exceso de ardor por parte del enemigo y templanza mesurada por parte de Estado Mayor Caníbal, que supo aprovechar los flancos que iban quedando desprotegidos en la retaguardia del enemigo para que primero Danielix y después Kikotix lograran desarbolar por dos veces consecutivas la enseña enemiga, dejando la batalla, si no sentenciada, sí muy decantada en nuestro favor.

Por último, tuvo el Coronel Montañix ocasión de haber barrido completamente al enemigo, merced al lanzamiento de un mortero a bocajarro sobre la última línea de defensa enemiga (un doble penalti, vamos), pero la buena fortuna defensiva quiso desviar la trayectoria del zambombazo que tenía la aviesa intención de agujerear por quinta vez la bandera enemiga.

Para finalizar, y con unos caníbales ya sabedores de la buena fortuna en el curso de la batalla, se vio cómo una última incursión enemiga lograba perforar la defensa del General Jefix, pero sin consecuencias de cara al resultado final de la batalla.

Sí que hay que destacar que la victoria en la batalla deja severas huellas en las unidades caníbales, puesto que el Mariscal de Campo Dolor se tuvo que retirar, haciendo bueno su nombre, y que el Teniente Hugolix fue abatido por los tiradores enemigos, teniendo que dejar el campo de batalla mediada la segunda parte de la lucha. Esperemos que ambos soldados puedan estar disponibles para la siguiente batalla, en la que habremos de medirnos a las unidades de élite más efectivas que campan por estos campos...






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