No ha comenzado demasiado bien la nueva temporada para Caníbales, contándose las dos primeras jornadas por derrotas. Aún así, la moral se mantiene alta, y no dudamos que tras los imprescindibles partidos de ajuste, el equipo irá engrasándose y funcionando mejor.
En todo caso, el grupo de este año no tiene nada que ver con el de la temporada pasada, y los partidos contra rivales fuertes e incómodos serán la tónica habitual.
El pasado domingo, tras un comienzo de partido no demasiado malo, aunque sin profundidad sobre el área rival, el equipo se vino abajo muy pronto; un par de despistes defensivos, y un Jefe no tan fino como es habitual en él, nos puso enseguida con un 3-0 en contra.
A partir de ahí, perdimos los nervios; estuvimos más pendientes del árbitro (que era malo como él solo, a decir verdad) que del rival y del juego. Llegamos al final de la primera parte con un 5-0 en contra y en el último segundo hicimos una absurda sexta falta en el centro del campo, que supuso un doble penalti e irnos al descanso con un rotundo 6-0 en el luminoso.
En la segunda parte estuvimos algo más centrados en defensa, aunque seguimos obsesionados con el árbitro, al que seguramente protestamos de más (insisto en que no faltaban motivos, aunque quizá no era ya el momento de entrar en esa guerra, con el partido perdido). Hugo se fue al banquillo por doble amarilla (la segunda completamente injusta), y lo terminó de arreglar con un sonoro ¡vete a tomar por culo! al gordito que simulaba arbitrar. En el minuto 10 ya llevábamos hechas 5 faltas, y tras la sexta, habiendo parado el Jefe el doble penalti, el gordo lo mandó repetir, para habilitar, en segunda oportunidad, el 7-0.
El gol del honor lo marcó Riesco, y destacar que el rival dispuso de dos dobles penaltis más que ya no lograron materializar, quedando el marcador definitivamente parado en 7-1.
Como anécdota curiosa, destacar la frase del Jefe en la primera parte, mirando al banquillo, y dirrigiéndose a mí, tras encajar el cuarto gol: "Juan, ponte tú que yo no estoy fino".
En todo caso, el grupo de este año no tiene nada que ver con el de la temporada pasada, y los partidos contra rivales fuertes e incómodos serán la tónica habitual.
El pasado domingo, tras un comienzo de partido no demasiado malo, aunque sin profundidad sobre el área rival, el equipo se vino abajo muy pronto; un par de despistes defensivos, y un Jefe no tan fino como es habitual en él, nos puso enseguida con un 3-0 en contra.
A partir de ahí, perdimos los nervios; estuvimos más pendientes del árbitro (que era malo como él solo, a decir verdad) que del rival y del juego. Llegamos al final de la primera parte con un 5-0 en contra y en el último segundo hicimos una absurda sexta falta en el centro del campo, que supuso un doble penalti e irnos al descanso con un rotundo 6-0 en el luminoso.
En la segunda parte estuvimos algo más centrados en defensa, aunque seguimos obsesionados con el árbitro, al que seguramente protestamos de más (insisto en que no faltaban motivos, aunque quizá no era ya el momento de entrar en esa guerra, con el partido perdido). Hugo se fue al banquillo por doble amarilla (la segunda completamente injusta), y lo terminó de arreglar con un sonoro ¡vete a tomar por culo! al gordito que simulaba arbitrar. En el minuto 10 ya llevábamos hechas 5 faltas, y tras la sexta, habiendo parado el Jefe el doble penalti, el gordo lo mandó repetir, para habilitar, en segunda oportunidad, el 7-0.
El gol del honor lo marcó Riesco, y destacar que el rival dispuso de dos dobles penaltis más que ya no lograron materializar, quedando el marcador definitivamente parado en 7-1.
Como anécdota curiosa, destacar la frase del Jefe en la primera parte, mirando al banquillo, y dirrigiéndose a mí, tras encajar el cuarto gol: "Juan, ponte tú que yo no estoy fino".
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